Al contrario de lo que ocurre con la nieve natural, la “artificial” es producida mediante un proceso muy sencillo, que todos pueden conocer. El fenómeno que cae del cielo sigue siendo objeto de estudio de muchos meteorólogos del mundo, que aún no han diseñado radares que las pronostiquen con total seguridad.
En el mundo, la fabricación de nieve artificial ha aumentado exponencialmente, en gran medida empujada por el calentamiento global y la disminución paulatina de las nevadas. Los principales centros de esquí advirtieron que si no fabricaban nieve, la apertura de sus pistas corría un riesgo cada vez mayor. Incluso, hoy los esquiadores profesionales buscan pistas con esas características para sus entrenamientos, ya que las competiciones internacionales se realizan usualmente sobre este tipo de superficies.
La nieve creada y esparcida con los cañones es igual a la que cae, es decir, que no podrás notar la diferencia a primera vista, ya que algunos dicen que si se la observa con detenimiento se puede ver una cristalización diferente a la natural y que se ve como agua congelada. Sin embargo, en el momento de contacto con el suelo se mezcla con la real y forman una mistura maravillosa.
El sistema de creación de nieve artificial se lleva a cabo mediante el uso de los denominados cañones, que se basan en unas balsas de captación y enfriamiento del agua, que se combina con aire comprimido. Cuentan con sensores especiales para medir la humedad y la temperatura ambiente.
Por lo pronto existen dos tipos de cañones de nieve o snowguns: las denominadas lanzas y los cañones de turbinas. “Las lanzas son caños largos y los cañones de turbinas son como ventiladores. La diferencia es la capacidad de fabricación que tiene cada uno. La turbina, con mayor volumen, se adapta mejor al viento. Las lanzas hacen menos nieve y si bien son más económicas, cuando hay viento no funcionan bien
Los cañones de nieve fueron inventados por los ingenieros norteamericanos Art Hunt, Dave Richey y Wayne Pierce en 1950. Las primeras pruebas se llevaron a cabo en una estación de esquí del estado de Nueva York, aunque la innivación artificial empezó a utilizarse a escala comercial a principios de los 70. Desde entonces la tecnología de los cañones ha ido mejorando y adaptándose a las peculiaridades climáticas de las diferentes cadenas montañosas. Actualmente, las instalaciones son muy comunes en casi todas las grandes estaciones de esquí de Europa, América del Norte y Australia, una tendencia que también desembarcó por estas latitudes en los últimos años.
Las condiciones meteorológicas ideales para hacer nieve son a partir de 0º de temperatura con el 50 % de humedad, es decir, -3ºC de temperatura húmeda. Aunque la última tecnología permite llegar a producir nieve incluso desde los 2ºC con un 25 % de humedad
fuente La Nacion, Cerro Castor, Cerro Catedral, Informe Blanco